viernes, 1 de abril de 2011

Sistema nervioso

El Sistema Nervioso.
 Una propiedad elemental de toda sustancia viva es la facultad de reaccionar ante cualquier estímulo que actúe sobre la misma. En los animales pluricelulares (es el caso del hombre), debido a la perfección de su diseño y a la ley de distribución de trabajo del organismo, cada grupo de células se diferencia en un sentido determinado: unas para funciones digestivas, otras para las respiratorias, otras para las reproductoras, etcétera.
Nuestro organismo es una unidad, pero ello sería imposible si todos sus sistemas y órganos no estuvieran interrelacionados para formar un todo armónico. Regular el funcionamiento de los distintos órganos y sistemas entre sí y facilitar el intercambio del organismo con el medio es el papel del sistema nervioso.
Todos los movimientos voluntarios o reflejos, toda sensibilidad consciente o inconsciente, todos los procesos psíquicos están producidos y determinados por el sistema nervioso.
El sistema nervioso está constituido fundamentalmente por un conjunto de células nerviosas llamadas neuronas, provistas de unas prolongaciones más o menos largas llamadas, respectivamente, dendritas o axones, mediante las que se interrelacionan. Es decir, que cada dendrita está conectada con otra dendrita de una neurona colocada a su lado, o con el axón de una neurona situada más lejos. De esta manera forman un complejo entramado que podría asemejarse a los circuitos impresos de una computadora.
El sistema nervioso está subdividido en: sistema nervioso central, compuesto por la médula espinal y por el encéfalo, que a su vez se subdivide en cerebro, cerebelo y tronco cerebral; sistema nervioso periférico, es decir, los nervios que salen de la médula espinal y del cráneo y recorren todo el organismo; y sistema nervioso autónomo, constituido por el sistema simpático y el parasimpático, que rigen el control involuntario o automático.








  























Neurona
Las neuronas son los elementos básicos del sistema nervioso.
En ciertas regiones del sistema nervioso central forman la sustancia gris, pero también están presentes, en menor número, en la sustancia blanca.
Fuera del sistema nervioso central, se hallan en los nervios raquídeos y en los pares craneales.
Cada neurona se caracteriza por tener un cuerpo y, por lo menos, una prolongación muy larga llamada cilindroeje o axón o neurita (este tipo de neuronas son características del sistema nervioso periférico).
Otras neuronas poseen, además del axón, múltiples prolongaciones menos importantes, llamadas dendritas, que sirven para interconectarlas con las demás neuronas.
Neuronas: chips prodigiosos
El tejido que forma el encéfalo y la médula espinal se compone de células nerviosas o neuronas, que cuentan con un cuerpo central, el soma, y unas prolongaciones o raíces, las dendritas, en un número muy variable.
Sólo una fibra de cada neurona, el axón, es más larga y gruesa que las otras. Cada dendrita está conectada con otra dendrita de una célula nerviosa colocada a su lado, o con el axón de una célula situada más lejos. De esta manera se constituyen extensas ramificaciones nerviosas: es un complejo entramado, parecido a una computadora, en el cual las neuronas representan los chips o circuitos impresos.
En el cerebro, los cuerpos de las neuronas componen la corteza o sustancia gris, mientras que los axones forman el tejido de la sustancia blanca. En la médula espinal, es la sustancia blanca, formada por las prolongaciones de las neuronas, la que se encuentra en la parte más exterior.
               
Meninges
El encéfalo y la médula espinal ocupan, respectivamente, la cavidad craneal y parte del conducto raquídeo, verdadero estuche óseo protector. Pero en vista de su fragilidad e importancia funcional, están además envueltos en un sistema especial de "amortiguadores", representados por tres membranas, las meninges.
Éstas son la duramadre, en contacto con el hueso; la aracnoides, en la zona intermedia, que delimita con la anterior la cavidad subdural; y la piamadre, en contacto con el sistema nervioso y que delimita con la aracnoides la cavidad subaracnoidea, por donde circula el líquido cefalorraquídeo. La infección de las meninges por una bacteria patógena dará lugar a lo que se conoce como meningitis.
Circulación del líquido cefalorraquídeo
El líquido cefalorraquídeo es limpio y claro, y llena el sistema ventricular del cerebro y las cavidades subaracnoidea. Su misión principal es servir de fluido amortiguador de los posibles traumatismos que pueda sufrir el sistema nervioso central y la médula espinal, así como nutrir ciertas células nerviosas y eliminar los desechos metabólicos de algunas de ellas.
En los plexos coroideos de los ventrículos laterales del cerebro se inicia la síntesis del líquido cefalorraquídeo, más exactamente en los ventrículos tercero y cuarto. Está separado del torrente sanguíneo y del sistema nervioso por la aracnoides y la piamadre, respectivamente, sintetizándose una cantidad aproximada de 1.500 cm3 cada 24 horas.
Circula hacia los otros dos ventrículos cerebrales y a lo largo de todo el espacio subaracnoideo. Su absorción se produce a nivel de la duramadre, que lo filtra hacia la corriente venosa.
Vascularización encefálica
La vascularización arterial del encéfalo proviene de las arterias carótidas que, a nivel de la base del cráneo, constituyen el denominado polígono arterial de Willis, complejo sistema que distribuye la sangre arterial por todo el territorio encefálico.
Este sistema permite que, en caso de obstrucción de alguna de las arterias, el encéfalo pueda seguir siendo alimentado por las colaterales.
El cerebro es muy sensible a los aportes de oxígeno, y bastaría una obstrucción total de la sangre arterial durante dos o tres minutos para que se produjeran daños irreversibles en él y, por tanto, en el individuo.
El pensamiento y el habla
El cerebro dispone de centros nerviosos que también controlan las facultades propiamente humanas: la inteligencia, el habla, la memoria, etc. Puede sorprenderte saber que estas importantes funciones no dependen de toda la masa cerebral, de apenas 1,5 kg de peso: sólo en la corteza cerebral, compuesta por sustancia gris, llegan los estímulos que transmiten las vías nerviosas y residen las facultades humanas. Esta sustancia, de sólo 1,5 a 4,5 mm de espesor, cuenta con más de 10 000 millones de neuronas, una cantidad asombrosa pero que únicamente representa el 10% del total de células existentes en el encéfalo.
Las áreas sensitiva y motora de los músculos voluntarios se encuentran en los lóbulos parietal y frontal, respectivamente. Los centros nerviosos de los sentidos se localizan en lóbulos concretos, y junto a cada uno de ellos existe un archivo o centro de la memoria: por ejemplo, el centro de la memoria visual podrías compararlo con un archivo fotográfico, en el que existe una ficha con la imagen de cada objeto que conocemos y su nombre.
Algunas facultades intelectuales se localizan en los lóbulos frontales, y otras no tienen localización exacta. El pensamiento y el habla, es decir, la capacidad de convertir ideas en palabras, son exclusivos de los seres humanos.
El centro del lenguaje se encuentra en el hemisferio izquierdo del cerebro, y es en este centro donde se forma la idea que cada palabra expresa. Otros centros cercanos contienen los "archivos" del significado de las palabras, "buscan" las palabras que precisamos para expresar lo que queremos decir. El siguiente paso es la materialización de la idea a través de los impulsos nerviosos, que hacen actuar los órganos de la fonación (lenguaje hablado) o conducen los músculos del brazo y de la mano (lenguaje escrito).

Encéfalo                                 
El encéfalo es la parte del sistema nervioso central que se encuentra dentro de la cavidad craneal. Está formado por diferentes órganos:

Cerebro: Es su parte más voluminosa y ocupa casi todo el cráneo.
Lo constituyen dos mitades o hemisferios, separados por la cisura interhemisférica, y divididos ambos lateralmente por la cisura de Rolando y por la cisura de Silvio. De esta manera, en el cerebro se distinguen cuatro partes o lóbulos: frontal, parietal, temporal y occipital.
El cerebro cuenta con diversas capas.
La corteza cerebral o sustancia gris es la más externa, formada por los cuerpos de las células o neuronas.
La sustancia blanca constituye el resto del tejido cerebral y se compone de dendritas o prolongaciones de las células. El cuerpo calloso, ubicado en la parte interna, entre los dos hemisferios, lo forman numerosas vías nerviosas. Finalmente, los ventrículos cerebrales son cuatro cavidades intercomunicadas por las que circula líquido cefalorraquídeo.                    


Cerebelo: Es un pequeño órgano situado debajo del lóbulo occipital del cerebro. Básicamente, el cerebelo se encarga de coordinar el equilibrio y los movimientos del aparato locomotor.
Protuberancia: También se ubica debajo del lóbulo occipital del cerebro, por delante del cerebelo. Actúa como estación de transmisión de las vías sensitivas y de las vías motoras.
Bulbo raquídeo: Es una prolongación de la protuberancia y conecta directamente con la médula espinal.
Regula importantes funciones involuntarias del organismo a través del centro respiratorio (frecuencia de la respiración), del centro vasomotor (contracción y dilatación de los vasos sanguíneos) y del centro del vómito.
Debido a su gran importancia, el encéfalo está muy bien protegido.
Además del cráneo, que constituye una sólida estructura ósea, cuenta con tres membranas muy delgadas o meninges: la duramadre, la aracnoides; y la piamadre, que evitan el contacto directo con los huesos del cráneo, Los ventrículos cerebrales también segregan líquido cefalorraquídeo, que sirve para amortiguar posibles golpes en la cabeza.
Médula espinal

La médula espinal forma, junto con el encéfalo, el sistema nervioso central y constituye su vía de comunicación al extenderse desde el bulbo raquídeo hasta las vértebras lumbares a través de la columna vertebral. Básicamente, su tejido se compone de células nerviosas o neuronas, que cuentan con prolongaciones que las comunican con otras neuronas, formando las vías y los centros nerviosos, y de fibras nerviosas, prolongaciones de las células que salen de la médula espinal y pasan por los orificios intervertebrales. La médula espinal presenta un doble sentido de circulación: la circulación sensitiva conduce estímulos hacia el encéfalo, y la circulación motoratransmite las órdenes del encéfalo, a través de las fibras nerviosas, a todo el organismo.












                    
Sistema nervioso autónomo
El sistema nervioso autónomo o vegetativo regula la actividad interna del organismo, como la circulación de la sangre, la respiración o la digestión.
Es involuntario porque su acción no depende de nuestra voluntad, pero actúa coordinadamente con el sistema nervioso cerebroespinal o voluntario.
El sistema nervioso autónomo comienza en una serie de ganglios o gruesos agolpamientos de neuronas, situados a ambos lados de la columna vertebral, y su acción se realiza a través de sus dos componentes: el sistema simpático y el parasimpático.
El sistema simpático tiene la misión de activar el funcionamiento de los órganos del cuerpo y estimular diversas reacciones en casos de emergencia o de gasto energético:
aumenta el metabolismo, incrementa el riego sanguíneo al cerebro, dilata los bronquios y las pupilas, aumenta la sudoración y el ritmo cardíaco, eleva la presión sanguínea con la constricción de las arterias y estimula las glándulas suprarrenales.
El sistema parasimpático tiene una función retardadora, opuesta a la del simpático: el organismo lo utiliza en situaciones de reposo y relajación, ya que es un sistema ahorrador de energía. Interviene en la digestión, de ahí la sensación de somnolencia que se sufre después de comer.
El sistema parasimpático se encarga de disminuir el ritmo cardíaco, contraer los conductos respiratorios, disminuir la presión arterial, aumentar la secreción nasal, de saliva y lacrimal, y aumentar los movimientos peristálticos y las secreciones intestinales.


La memoria, base de nuestra experiencia
La memoria es una de las principales funciones del cerebro. Sin ella, no podríamos aprender nada ni obtendríamos provecho alguno de la experiencia.
La memoria no se localiza en una zona concreta de la corteza cerebral: lo que aprendemos se distribuye en infinidad de neuronas interrelacionadas. Se cree que la memoria reside en el núcleo de las neuronas, que no experimentan cambio alguno cuando una información se almacena en la memoria a corto plazo (un número de teléfono, una lección que estamos estudiando, etc.), pero que sufren unas transformaciones químicas cuando se archiva en la memoria a largo plazo (experiencias vividas, recuerdos, etc.).
Existe una relación entre la memoria y las emociones, ya que solemos recordar mejor las cosas que nos gustan o, por el contrario, las que nos resultan muy desagradables. El mecanismo del olvido actúa de la misma forma: funciona como una defensa que borra lo que nos causa miedo o angustia.
¿Por qué sentimos dolor?
Sentimos dolor porque esta es una señal de alarma que nuestro organismo pone en marcha para advertimos de que algo no funciona correctamente.
La sensibilidad al dolor se relaciona con los nervios sensoriales del sistema nervioso cerebroespinal, y en menor medida con los nervios del sistema autónomo o vegetativo. Por tanto, algunas zonas del cuerpo, como la piel, son más sensibles que otras, como el hígado.
Las emociones intensas pueden incluso hacer desviar la atención consciente de los estímulos dolorosos.
Es lo que suele suceder en los accidentes de tráfico, que sólo se siente dolor después de pasar cierto tiempo, cuando la conciencia ha superado la sorpresa o el miedo.


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